BOSQUE DE NIEBLA


BOSQUE DE NIEBLA

Nuestros alucinantes bosques de niebla


Estos ecosistemas son unas de las joyas más valiosas que tiene Colombia. Se extienden sobre la Cordillera de los Andes, la Sierra Nevada de Santa Marta e, incluso, la soledad del desierto de La Guajira. En las cuencas del Cauca y el Magdalena están severamente diezmados.
La mayoría de los colombianos empiezan a apreciar por fin la espectacular naturaleza de este rincón del planeta que ocupamos. Poco a poco, los ciudadanos del común han descubierto que Colombia contiene una diversidad de maravillas naturales de las que no tenían noticia. Los páramos, la serranía de Chiribiquete, Caño Cristales, la inmensa selva amazónica, son joyas que sólo ahora muchos colombianos empiezan a apreciar. Les presento el próximo invitado: el bosque de niebla.
El bosque de niebla es uno de los ambientes más sobrecogedores de nuestro país. Los gigantescos árboles silueteados como fantasmas entre la neblina perpetua, recubiertos de musgos y más musgos, cargados de bromelias y orquídeas, de bejucos y de toda clase de plantas epífitas, tienen un aura de misterio que hace de estos bosques lugares casi irreales. A través de los siglos, viajeros y naturalistas han descrito este paisaje como enigmático, mágico, encantado, lúgubre y muchos adjetivos más, que apenas logran describir su grandeza y su inquietante aspecto. Y en verdad, al caminar por estas selvas de montaña en medio de la niebla tiene uno la sensación de que detrás de cada árbol va a aparecer de repente alguna criatura sobrenatural.
Los bosques de niebla se forman cuando las nubes cargadas de humedad chocan contra las empinadas montañas y envuelven con su blancura toda la selva. Al entrar en contacto con la vegetación, las nubes descargan sus diminutas gotas sobre las plantas, aportando de esta manera hasta el 40% del agua disponible para ellas en un determinado lugar. Este fenómeno se produce entre los 1.500 y los 3.200 metros de elevación sobre el nivel del mar, aunque en algunos sitios, como en la Sierra Nevada del Cocuy, los bosques nublados suben hasta 4.000 metros, mientras en la Cordillera Occidental descienden hasta 1.200 metros.
Aunque menos restringidos que los páramos, los bosques de niebla son también un ecosistema escaso en el planeta. Hay bosques nublados a lo largo de los Andes desde Venezuela hasta Argentina, y en otras montañas tropicales y subtropicales dispersas alrededor del mundo. En Colombia los bosques de neblina cubren apenas una pequeñísima área del país, pero, al igual que los páramos que están por encima de ellos, son inmensos reservorios de agua, auténticas fuentes hídricas, pues el denso manto de musgos que recubre la vegetación en estas selvas es una gran esponja viva que acumula una cantidad de agua hasta 300 veces superior a su propio peso. De hecho, dos de los ríos más caudalosos del país, el Atrato y el San Juan, no nacen en páramos sino en bosques de niebla.
Nuestras mayores extensiones de selva nublada están en las tres cordilleras de los Andes y en la Sierra Nevada de Santa Marta, aunque hay bosques de niebla a menor elevación en otras montañas aisladas, como la serranía del Darién, que marca la frontera con Panamá, y la serranía de Macuira, un oasis de verdor y neblina en medio del desierto de La Guajira. Nuestros bosques de niebla incluyen, entre muchos otros, los espectaculares parches de palma de cera del Quindío en la Cordillera Central y los extensos robledales de la Cordillera Oriental.
TOMADO DE: http://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/nuestros-alucinantes-bosques-de-niebla-articulo-597035
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